No sé si has ido a terapia antes...
La primera vez que fui a terapia no sabía muy bien que esperar ¿qué cojones iba a decirle a la psicóloga?
Busqué en google maps al más cercano, llamé, cogieron el telefóno y dije algo así como "Hola me llamo Ignacio y no soy feliz". No fue mal, tampoco sé si fue bien. Se que estuve yendo un tiempo y solo hablaba. ¿La terapia solo consiste en hablar?
Me gustaría contarte cómo trabajaremos juntos en este video 🙂
Hoy te cuento sobre como trabajaremos juntos
Medir para Avanzar: ¿Por Qué Es Importante?
Piénsalo así: si quisieras ponerte en forma pero nunca te pesas ni miras cómo te queda la ropa, ¿cómo sabrías si estás progresando? En terapia pasa lo mismo. Para saber si estamos cerca de tus metas, necesitamos medir.
Por eso usamos el sistema PCOMS. ¿Qué es eso? Básicamente, una herramienta científica súper sencilla que nos ayuda a monitorear tu progreso de forma constante durante las sesiones. Y no te preocupes, no necesitas ser un genio para entenderlo.
Aceptación, Compromiso y Acción (ACT)
Otra clave de mi enfoque es la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), una de las metodologías más avanzadas hoy en día. ¿De qué va? Básicamente, de aprender a aceptar esos pensamientos y emociones incómodas (sí, esas que intentas ignorar o eliminar), mientras trabajamos en lo que realmente importa para ti.
No es magia, pero sí es un enfoque potente para que puedas generar cambios reales y sostenibles.
Herramientas que Usaremos (Y Que Te Llevarás Contigo)
Esto no es solo teoría. En nuestras sesiones vamos a trabajar con herramientas prácticas que puedas aplicar en tu vida diaria. Algunos ejemplos:
Técnicas de regulación emocional: Para esos días en los que sientes que estás a dos pasos de explotar (o de mandar un mensaje pasivo-agresivo).
Lecturas recomendadas: Libros y artículos que no están escritos en marciano, pero que te ayudarán a entenderte mejor. Y no, no hay autoayuda tipo “hazte rico pensando positivo”.
Ejercicios de toma de decisiones: Para que dejes de darle vueltas al asunto y puedas elegir sin quedarte paralizado (o para que dejes de preguntarle a Google cosas como “¿debo escribirle o no?”).
Exposiciones graduadas: Te voy a pedir que te enfrentes a tus miedos, pero tranqui, no te voy a lanzar directo a la piscina. Vamos poco a poco, como quien entra al agua sin congelarse.
Sauna emocional (o literal): A veces necesitas relajarte, sudar un poco (la ansiedad o las toxinas, tú decides) y salir renovado.
Diálogos pendientes: Quizá haya conversaciones que llevas evitando desde hace años. Spoiler: toca tenerlas. Pero no te preocupes, te doy herramientas para que no termines lanzando cosas por los aires.
Mindfulness y conciencia plena: No, no te voy a obligar a sentarte como monje tibetano, pero sí vamos a trabajar en estar más presente y menos en “modo zombie”.
Y sí, habrá días en los que te sugiera algo más disruptivo, como:
Salir a hablar con ese alguien con quien tienes cuentas pendientes (con calma y sin dramas). Cambiar rutinas que ya no te sirven, como pasar tres horas en Grindr buscando algo que no encuentras. Incluso probar cosas nuevas que te conecten contigo mismo, como un taller, una experiencia diferente o, quién sabe, algo más físico que emocional.
¿Lo mejor? Esto no es solo para cuando vengas a terapia. Es para que lo uses en la vida real. Si algo no te sirve, lo cambiamos, pero si te ayuda… te va a acompañar siempre.
Reflexiona un Momento
(Sí, Ahora)
Antes de que nos veamos en nuestra primera sesión, quiero que te tomes unos minutos para pensar en esto:
¿Qué está suponiendo un problema para ti?
Y una más: Si mañana te despertaras y el problema que te trae a terapia ya no existiera, ¿qué sería diferente en tu vida?